El equipo de investigación del Centro de Finanzas Alternativas de Cambridge (CCAF) presentó esta semana datos que revelan los cambios geográficos que ha sufrido la minería de Bitcoin desde el inicio de las prohibiciones del Partido Comunista Chino sobre la minería de criptomonedas.
El análisis demuestra que la participación de China disminuyó drásticamente, incluso desde mucho antes de la represión del gobierno en junio del 2021.
Los nuevos datos de la CCAF indican que la participación de China en la minería de Bitcoin ha disminuido del 75.5% en septiembre de 2019 a solo un 46% en abril de 2021. En total, la participación de China en la minería de Bitcoin se redujo en un asombroso 29%.
¿A dónde se van los mineros?
De acuerdo al estudio, durante el mismo período,la participación de Estados Unidos en el hash rate total de Bitcoin aumentó del 4.1% al 16.8%.
Así mismo, la participación minera de Kazajstán ocupa ahora el tercer lugar del ranking mundial, al pasar de 1.4% a 8.2%. Rusia e Irán ocupan la cuarta y quinta posición.
Recientemente, algunas empresas de minería de Bitcoin que se encontraban en China han cerrado acuerdos para trasladarse a Estados Unidos y Canadá.
¿Por qué China prohíbe la minería?
Bajo el argumento del «impacto ambiental», a partir de mayo China ha empezado a banear la minería de Bitcoin en gran parte de sus provincias, llevando incluso a una persecución contra esta actividad.
Los más afectados por la medida han sido los mineros radicados en Sichuan. En el 2020, la participación en esta provincia aumentó del 14,9% al 61,1% debido a los bajos costes en energía. Sin embargo, en junio del 2021 se ordenó la suspensión total de la minería de Bitcoin en gran parte del territorio nacional, incluyendo en Sichuan.
Para muchos analistas las prohibiciones responden no al impacto ambiental o excesivo gasto de energía, sino a la guerra abierta que tiene el Gobierno de China contra las criptomonedas por la creación del yuan digital.
El Partido Comunista Chino quiere forzar a sus ciudadanos a comerciar con esta moneda, dejando de lado la gran cantidad de criptodivisas que ofrece el mercado, y sobre las que el gobierno no tiene el control de las operaciones.