Los NFT han sido protagonistas de polémicas en los últimos meses, cosechando maximalistas y detractores. Ambos bandos se han enfrentado numerosas veces en Twitter sobre la naturaleza de los tokens no fungibles, debatiendo si son buenos o malos para los creadores de contenido, los propietarios e incluso para el medio ambiente. ¿Son realmente útiles los NFT?
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El concepto erróneo de los NFT
Desde el principio, la idea que tiene el público general sobre lo que es un NFT parece ser en parte errónea, y partiendo de un concepto equivocado, poco se puede discutir. Solo basta ver algunos comentarios y memes al respecto. Inclusive, algunos inversores no saben realmente lo que están adquiriendo cuando compran un NFT.
Los NFT no son exactamente imágenes, dibujos, audios, videos, personajes, cartas o terrenos digitales. Ni el dibujo de un simio, ni un monstruo de Axie Infinity, ni una parcela del metaverso representa un token no fungible en sí mismo.
Según explica Xataca, los NFT son, en teoría, una especie de certificado digital de autenticidad, compuesto por una serie de metadatos que no se pueden modificar. En estos metadatos se garantiza su autenticidad, se registra el valor de partida y todas las adquisiciones o transacciones que se hayan hecho, y también a su autor.
Por lo tanto, el NFT no es más que un certificado de propiedad digital sobre un contenido.
El lado bueno de los NFT
Este llamado certificado digital da derechos sobre la propiedad del contenido, lo que permite hacer uso libre del mismo. Desde el punto de vista de un papel que te dice “hola, eres el único dueño de este contenido”, es bastante inútil. Pero tomando en cuenta representa una propiedad digital, los casos de uso pueden ser infinitos.
Al estar registrado en una blockchain, la propiedad sobre ciertos contenidos puede ser compartida con aplicaciones descentralizadas, lo que convierte a los NFT en artículos de suma utilidad para la industria de la música, los videojuegos y el metaverso, como bien lo han demostrado Axie Infinity y Decentraland.
Además, los NFT retribuyen al creador original con una comisión por cada venta. Lo que significa que si una obra logra adquirir cierto reconocimiento luego de ser vendida a un precio muy bajo, cuando sea vendida nuevamente, el creador recibirá una comisión. Esto es especialmente atractivo para los artistas, quienes a menudo suelen ser víctimas de especuladores.
– Patentes (industria)
– Fórmulas (ciencia).
– Escenas o planos de una película.
– Contratos de propiedades.
– Royalties (de todo tipo).
– Certificados.
Como veis, a raiz de lo comentado por @CriptoNavi, los NFT no son solo muñequitos o fotos que te puedes guardar.
— O.R. (@ORamosBets) December 23, 2021
El lado malo de los NFT
Como no todo puede ser bueno, y menos para una tecnología incipiente, los NFT tienen algunos inconvenientes mayormente relacionados con su uso indebido, que con su tecnología en sí.
Es cierto que estos suelen ser objetivo de los especuladores. No están hechos intrínsecamente para generar dinero, como algunos inversores de YouTube afirman, y la especulación con los mismos los ha relacionado con numerosas estafas.
Poca gente está instruida en la función de los NFT, y los mercados donde se comercian no son precisamente seguros. De hecho, OpenSea, el mayor mercado de NFTs de Ethereum, detectó una serie de brechas de seguridad en 2021 que afectaron a cientos de usuarios.
Además, cualquier persona puede registrar su propio NFT, por lo que algunos simplemente roban el contenido de otros creadores y crean tokens de estos, despojándolos de la propiedad de sus propias obras.
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El mito ambiental
Los NFT no hacen daño al medio ambiente. No de forma directa, y no para siempre.
Las transacciones en la Blockchain sí consumen energía, pero en la actualidad no más que una transacción bancaria común y corriente. Solo Ethereum tiene un alto consumo con respecto a otras blockchains, y se encuentra en proceso de migrar a otra cadena de bloques más eficiente.
Mientras tanto, Solana consume por cada transacción poco menos que dos consultas de Google. Y ni siquiera es la red para contratos inteligentes más verde.
A veces existen matices
Con los NFT, no existen negros o blancos, sino grises. No terminan de ser completamente buenos para muchos creadores, pero no son malos. Son una tecnología relativamente reciente que crece y se desarrolla a medida que pasa el tiempo.
Nadie está obligado a adquirirlos, comerciar con ellos o usarlos. Pero es un derecho universal que todos tengamos la posibilidad de tener acceso a estas herramientas, ofreciendo beneficios para industrias establecidas, incipientes y aún inexploradas para la tecnología.
